En las últimas horas, la crecida de los ríos Iguazú y Uruguay, que afectan desde hace algunos días la zona de las Cataratas, provocaron el desprendimiento de una parte de la pasarela de la Garganta del Diablo. El intendente del Parque Nacional Iguazú, Atilio Guzmán, explicó: “El agua todavía está muy alta, no podemos evaluar todo el daño. Los pilotes están atados con acero y se han deslizado en el río, hay que recuperarlos para rearmar nuevamente. No se puede cuantificar el daño real”.
En diálogo con un medio local, el funcionario también señaló que la estructura “se mueve” y por la crecida se cayó al agua, por lo que ahora los expertos intentarán salvar los pilotes dañados para volver a colocarlos en su sitio. En este sentido, Guzmán sostuvo que todavía no hay fecha de apertura del circuito, ya que “es muy apresurado dar una respuesta del daño real”, porque “hay esperar que baje el agua para saber”. De acuerdo al monitoreo hidrológico realizado por la brasileña Compañía Paranaense de Energía (Copel), hasta el viernes último la cuenca tenía un caudal de 10.100 m³ por segundo, por lo que la situación seguía siendo complicada.
La crecida de los ríos fue provocada por las intensas lluvias en la zona de las altas cuencas y el jueves pasado generó desbordes de los cursos de agua que, a su vez, obligó a evacuar y cerrar preventivamente del Parque Nacional Iguazú.
Las precipitaciones en las altas cuencas hicieron que el caudal creciera considerablemente durante el fin de semana pasado y que en las Cataratas se registraran casi 5.000 metros cúbicos por segundo. De todas formas, al día siguiente el predio abrió sus puertas y este sábado estaba recibiendo a los turistas en su horario habitual, aunque solamente estaban habilitados los circuitos superior e inferior.