Un ictus es el nombre médico que se usa para referirse a lo que comúnmente se conoce como un accidente cerebrovascular (ACV). Es una afección que ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe, ya sea por un coágulo (ictus isquémico) o por una hemorragia (ictus hemorrágico).
Cuando esto pasa, las células del cerebro dejan de recibir oxígeno y nutrientes, y pueden empezar a morir en pocos minutos. Por eso es una emergencia médica.
Principales síntomas de un ictus:
- Pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en la cara, brazo o pierna (sobre todo de un solo lado del cuerpo).
- Dificultad para hablar o entender.
- Visión borrosa o pérdida de visión repentina en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente.
- Dificultad para caminar, mareos o pérdida del equilibrio.
Ante cualquier uno de estos signos, siempre se recomienda actuar rápido y llamar a emergencias, porque el tiempo es clave para reducir daños.
Desde el 14 de febrero y durante 38 días, el Papa estuvo internado en el Sanatorio Gemelli por un severo cuadro de neumonía bilateral que mantuvo en vilo al mundo.
Ahora bien ¿Pudo esto aumentar el riesgo de ictus? La respuesta según facultativos es que si, es posible. Por ello compartimos este resumen general informativo para tener en cuenta y tomar con absoluta responsabilidad las recomendaciones médicas de cuidado o cambios de hábitos según cada caso.
La neumonía bilateral y el riesgo de ictus:
Una neumonía bilateral (cuando ambos pulmones están inflamados por una infección) puede generar complicaciones sistémicas que aumentan el riesgo de un ictus, sobre todo si la persona ya tiene otros factores de riesgo previos.
¿Cómo puede influir?
- Hipoxia (falta de oxígeno): Cuando los pulmones no oxigenan bien la sangre, el cerebro recibe menos oxígeno, y eso puede afectar su funcionamiento o aumentar la posibilidad de daño cerebral.
- Inflamación sistémica: Las infecciones graves como la neumonía disparan una respuesta inflamatoria generalizada en el cuerpo. Esa inflamación puede hacer que la sangre sea más propensa a formar coágulos, lo que puede causar un ictus isquémico (por obstrucción de una arteria).
- Fiebre alta y deshidratación: También pueden espesar la sangre y favorecer la formación de trombos.
- Problemas cardíacos asociados: Algunas infecciones pulmonares pueden afectar el ritmo cardíaco o empeorar enfermedades cardíacas ya existentes, que son un factor de riesgo importante para ictus.
¿A quiénes puede afectar más?
- Personas mayores
- Personas con hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas o antecedentes de ACV
- Pacientes con sistemas inmunológicos debilitados
En fin, tanto el Papa Francisco —o cualquier persona mayor— que estuvo internado por una neumonía bilateral, es totalmente posible que su cuerpo haya quedado en un estado inflamatorio generalizado y debilitado. A su edad (88 años), incluso una recuperación parcial deja al organismo más vulnerable, especialmente el sistema cardiovascular y neurológico.
Además, una internación prolongada implica:
- Reposo absoluto, lo que favorece la formación de coágulos.
- Posible deshidratación o fluctuaciones en la presión arterial.
- Mayor estrés sobre el corazón y el sistema circulatorio.
Todo esto puede desencadenar un ictus, especialmente si ya tenía antecedentes de salud previos, como problemas cardíacos, presión alta, o simplemente por su edad avanzada.
Así que sí, la neumonía probablemente fue un factor clave que debilitó su estado general y favoreció la aparición del ictus, aunque técnicamente no sea la causa directa.