Finalmente dieron comienzo al armado de las aulas provisorias de la Proa Deán Funes que funciona actualmente en la Escuela Santa Mónica. A la fecha, por la falta de espacio físico, los alumnos alternan entre semana las clases virtuales con presenciales en el espacio que les presta dicha institución, porque aún no culminan las obras del edificio propio.
Según manifestó un papá: “Hoy la prioridad la tiene 5to año, los demás van una vez por semana nomás porque no hay lugar”.
Lo cierto es que desde que se comenzó con esta Escuela Experimental Proa, los alumnos han debido transcurrir su formación académica como nómades en diferentes salones vecinales y espacios prestados, sin comodidad, conectividad de media a baja, gran dificultad para desarrollar contenidos de una currícula basada en informática y programación. Lamentablemente siempre están sujetos a discursos esperanzadores bajo la promesa de que “pronto” tendrán el edificio propio.
Resulta raro que en otras localidades del interior provincial, no han esperado tantos años como aquí en la cabecera del Departamento Ischilín. Nadie sabe a ciencia cierta por qué motivo se demora tanto la concreción de obra que es de suma necesidad ya que las condiciones en las que los chicos asisten a los dictados de clases, vulneran varios derechos.
